Lancia Ferrari D50 Alfonso de Portago

Tras deleitarnos con los Lancia Ferrari D50 de Peter Collins, Eugenio Castellotti, André Pilette y la edición limitada conmemorativa del 6º aniversario de U32 Hobbies, Cartrix nos presenta, dentro de su colección Grand Prix Legends, el modelo correspondiente al piloto Alfonso de Portago, aristócrata y gentleman driver de nacionalidad española aunque nacido en Londres en 1928 y fallecido en el transcurso de la Mille Miglia italiana en 1957

Alfonso o Fon como lo conocían en su círculo de confianza fue un gran amante del deporte y el riesgo; practicó tenis, polo, golf, aviación y bobsleigh, categoría en la participó en los Juegos Olímpicos de 1956. Gracias a su amigo Edmund Nelson se introduce en el mundo del automovilismo, llegando a ser el primer español en pilotar un Ferrari, conduciendo para la Scuderia en 5 grandes premios durante los años 1956 y 1957 como compañero de Fangio, Musso, Castelloti, Pilette, Frère y Gendebien y consiguiendo un segundo puesto compartido con Collins como mejor resultado en el GP de Silverstone de 1956, con un total de 8 puntos a lo largo de su participación en la Fórmula 1

La decoración del Lancia Ferrari D50 de Portago pertenece al antes mencionado GP de Silverstone de 1956, donde Portago tuvo que ceder su coche a Peter Collins que ese año se jugaba el mundial, compartiendo ambos el segundo puesto, como indicaba la reglamentación de la época. Cartrix ha reproducido al detalle todos los elementos del monoplaza, desde la tampografía de los neumáticos hasta la característica chaqueta del piloto, pasando por los escapes, remaches, volante, parabrisas, espejos, llantas, rejillas de ventilación, etc, haciendo gala del gran acabado tanto exterior como interior a que nos tiene acostumbrados, dentro siempre de la sobriedad y sencillez que imprime a sus productos, convirtiendo nuestro coche en una joya tanto en pista como en vitrina

El comportamiento del vehículo es algo desbocado, con dificultad para mantenerlo en la trazada al tomar las curvas, y con cierto descontrol en las rectas, en las que no se mantiene de manera continua, a pesar del pequeño apoyo magnético con que cuenta, lo que nos obliga a conducirlo como si se tratara de un fórmula 1 de la época, sin controles ni ayudas electrónicas, convirtiendo su manejo en todo un reto... sin duda el Lancia Ferrari D50 es lo que se puede llamar un coche de piloto